Hoy he vivido de manera un tanto injusta, unas de esas brutales sensaciones que caen de manera implacable derrumbando aquello que, guiado por una ilusión tan ingenua como poderosa, había ido construyendo poco a poco. Es cruel, aunque suene tópico, que lo que has ido erigiendo de manera paciente y continua, colapse tan súbitamente; sin que puedas hacer nada más que observar como tu obra se viene abajo. Pero no es cierto. No es así. No eres un mero espectador. Aunque no puedas evitar esa emoción que te muestra de manera cruel como todo se viene abajo, sí que se puede destilar algo de todo este caos. Estos "golpes de realidad" aunque me desaniman, no hacen sino reafirmarme en la profunda certeza de que, paradójicamente, es el momento de perseverar. Ahora o nunca.
Este es el espacio de conexión con el mundo tangible, prosaico, doméstico. Me guste o no, de alguna manera, vivo en él. Aquí me abro, escucho y respondo, sin importar una respuesta, y lo que él piense de mí. Escribiré mis reflexiones sobre cuestiones menos abstractas y trascendentales, no por ello menos importantes. Todo sobre los mundanales temas de actualidad. Desde mis lentes, aquí sentado observo la realidad, con un papel y una pluma, charlando con una pared.